Entre lo urbano y lo rural

El trabajo fotográfico que a continuación presento lo realicé en Abénojar, un pequeño pueblo del suroeste de Ciudad Real, en el cual hoy en día y de forma esporádica se siguen realizando algunas matanzas de cerdo. La matanza del cerdo fue un ritual de gran importancia en la vida rural de muchos pueblos de España, éste suponía el aprovechamiento y almacenamiento de los productos derivados de este animal como complemento base de la gastronomía familiar anual.

Las fotografías que conforman este trabajo no se centran en la explicación-descripción del actual proceso de matanza, sino que dirigen su mirada a todos aquellos cambios que experimenta un ritual tradicional en un contexto moderno. En este sentido mi intención es mostrar cinco imágenes que siguiendo una cronología del proceso ritual de la matanza actual, pongan de manifiesto todos esos detalles que clarifican el nuevo contexto en el que se desarrolla, y la marginalidad a la que ha sido relegada la importancia de este rito.

En la primera fotografía se observa como se está sacando el cerdo a la calle, y se saca precisamente porque dentro ya no hay espacio donde matarlo. En los años cincuenta por ejemplo, matar al cerdo fuera de la vivienda sería algo casi impensable, las casas rurales disponían de espacios habilitados, como son grandes patios, donde se podían realizar labores que congregaran a un gran número de gente. De esta manera observamos como las viviendas en el pueblos han ido modificando sus espacios en función de las necesidades y de los patrones que va marcando el mundo actual.

Hay cosas que cambian, pero otras no, los gritos del cerdo siguen despertando a los vecinos, pareciera un niño recién nacido llorando. La muerte del animal madruga, la mano y el cuchillo entran y salen con fuerza del cuello del cerdo, la sangre se recoge en un barreño y el animal se cuelga momentos después de haberlo lavado y sacado las tripas. Allí permanecerá unas horas, el tiempo suficiente para que la carne se enfríe y se pueda comenzar a despiezar.

Un hombre espera sentado al fondo de la segunda fotografía, da vueltas con la mano al interior de un cubo que contiene la sangre del animal, esta no debe coagularse ya que servirá de principal ingrediente para la elaboración de las morcillas, el movimiento debe ser pausado y constante. He elegido esta imagen porque representa un cambio de rol en los papeles que anteriormente desempeñaban mujeres, de hecho una de sus primeras apariciones mientras los hombres degollaban el animal, era precisamente recoger la sangre en una sartén o recipiente para su posterior uso en la elaboración del embutido. Será también durante ese momento de preparación de chorizos y morcillas reflejado en la cuarta imagen donde ocurrirá algo parecido, manos masculinas y femeninas se dedican a pinchar y atar las tripas recién embutidas de carne.

A través de estas imágenes observamos como los roles se van intercambiando, y ya no por una cuestión de cambio de mentalidad, sino porque principalmente no hay mucha gente participando del ritual.

Antes, las fechas de la matanza se elegían teniendo en cuenta los planes de los vecinos, para asegurar que iba a ser posible su colaboración el día señalado, por lo que era muy poco frecuente ver matar a más de dos o tres vecinos al mismo tiempo. Lo común era que el ciclo de las matanzas se desarrollara en períodos escalonados. Actualmente la relación vecinal ya no es tan estrecha, no existe una necesidad de ayuda comunal comparable, por lo que el ritual de la matanza queda relegado a un nivel puramente familiar y esporádico.

Siguiendo con la explicación cronológica y como veníamos señalando, una vez han transcurridas unas horas, el cuerpo ya frío del animal se baja y se deja encima de la mesa: comienza el despiece. Cuchillo en mano, se van sacando las distintas partes del cerdo, se separan según la finalidad del embutido y se da paso al proceso de picar la carne. Esta fase queda patente en la tercera fotografía, en la que asistimos a una intromisión de la creatividad sincrética e innovadora del grupo. A través de un mecanismo consistente en una barra de hierro enganchada a uno de los ejes del coche, se genera la energía suficiente para dar vueltas a la ya vieja maquina picadora.



El motor sustituye al músculo, la improvisación y el ingenio se aúnan en una imagen que sugiere un mundo rural cambiante. Como señala Mª Buxó Rey, en su ensayo “La imaginación del fuego en nuevo México: luces y humos": "El sincretismo no quiere decir ceder o perder, sino también adaptarse, subvertir y revitalizar. La creatividad sincrética hace referencia a la capacidad para improvisar y mezclar ingredientes culturales con el fin de resolver dificultades, ambigüedades y paradojas cotidianas en situaciones de adaptación". La imagen nos revela una adaptación a las nuevas necesidades rurales, la carencia de personal que caracteriza a las actuales matanzas si las comparamos con las que se realizaban cincuenta años atrás, obliga a buscar y a innovar en el ahorro de fuerza humana.

La última fotografía es bastante clarificadora en este sentido, ya que en ella observamos como la mayoría de las personas que participan en la matanza ronda los sesenta y setenta años, siendo la excepción un par de jóvenes.

El aroma del individualismo urbano tiñe las prácticas rurales. Las nuevas formas de dependencia y necesidad que definen al mundo moderno redefinen los viejos rituales. La figura del hombre sentado al fondo de la segunda fotografía nos sugiere un aspecto muy característico del mundo rural actual: la desarticulación de la comunidad, las labores solitarias del hombre de pueblo.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Hola jorge! sóc Oriol.. Pues si que és limpio, el reportaje completo! no lo habia visto... y muy bien, con los comentarios y el blog, mejor que el flickr para estos casos.. A ver si nos vemos, sea! salut!

Anónimo dijo...

He visto y apreciado sus imágenes, y me ha gustado mucho, la luz, el encuadre y el contraste de las fotografías.Un sincero saludo,
Ginnette.

María dijo...

No me puedo creer que te haya vuelto a encontrar Jorgito!!
De milagro!
Soy María, asturiana de la uni...
¿Estás bien guapo?
Tanto tiempo...

E dijo...

Creo que nunca había visto estas fotos....ja,ja...
Nada muy bien aprovechadas, si señor, como la discografía de Héroes, apenas sin recopilatorios..
Nos vemos. Y espero que pronto. Espero que leyeras algo del blog, porque un de los últimos días que metí algo, iba acompañado de una conversación ficticia que No hemos tenido este año.Es curioso, pero se parece a la que tuvimos hoy por telefono...Besos, Abenojar una y libre.

zen dijo...

Entre la primera foto (maltrato animal) y la segunda foto (animal muerto) faltan muchas fotos de este acto salvaje hacia un animal tan sensible como un perro, una vaca o un gato, por citar algunos. Y no, no es necesario este sufrimiento.

Veganismo es respeto.

Fernando Gonzàlez dijo...

MUY BUENAS. SOY FER, ASTURIANO DEL POSTGRADO EN BCN. FINALMENTE VI FOTOS DE TU MATANZA. GENIAL LAS FOTOS PERO SOBRETODO EL HABERLO CONVERTIDO EN FOTOGRAFÍA ANTROPOLÓGICA, UN PLACER.
A QUÉ TE DEDICAS? YO DE VUELTA EN ASTURIAS CURRANDO (TEMA DE FOTO) ASI QUE CONTENTO. UN ABRAZO Y A SEGUIR BIEN.

Anónimo dijo...

Estaba indagando por internet y mira por donde, de pura casualidad, me he encontrado con un enlace que lleva hasta tu reportaje, sencillamente espectacular. Quien iba a pensar que de una matanza de "figuritas" iba a salir esa obra, jaja. Está genial de verdad.